Como angina de pecho que atasca mi respiración
me siento frente a los sabios en turno
juego a ser una audiencia exigente
me perturba ser una mota
que el aliento disipa.
El juego de desentrañar palabras como telarañas colgantes
empolva mi mente a mil por hora,
o como moscas pestilentes que me ensordecen,
es la lenta agonía de la luminosa verdad.
Desenmarañar las historias de los desconocidos
de los autores muertos que no se han leído
o de los poetas que se pasan de vivos
es como la luz de la patrulla nocturna
que te deja viendo estrellas
que al corazón golpea
y deja la boca seca.
Desmenuzar las letras de los idos
es un boumerang que
si se pierde en el horizonte
te golpea por detrás
y con cada certero madrazo
me aleja del centro
más
y más.
.