La desesperación cabía en una punzada
Piquete avispa lagrimal
Mis pupilas ardían solemnemente,
como si la ventana en turno fuera un rostro castrante.
Los días y su alquimia transformadora hicieron a las horas vapores tóxicos;
Mi olfato inmunizó a la memoria: sensaciones que faltan y que me dicen que el dolor es aún presencia.