viernes, 6 de abril de 2012

Viernes santo

Un viernes como tantos otros, es para mí el viernes santo. Tan cotidiano, tan normal, tan equis seguramente para algunos devotos católicos y empedernidos desmadrosos. Tan la continuación de mi ayer, cuyo jueves lo viví en compañía de dos amigos de la universidad.


Se me ocurrió llamarlos para vernos y aprovechar mis vacaciones de semana santa en el defectuoso, como natural efecto de evitar a toda costa el aburrimiento hogareño. Acordamos visitar el museo Memoria y Tolerancia, museo judío mexicano dedicado al holocausto perpetrado en los 40's por la política alemana nazi. Sin duda, un museo que brinda voz y voto a los judíos para hablar de su desgracia vivida en la Segunda Guerra Mundial, y con bajas o nulas posibilidades de retroalimentarse de las agrias críticas de quienes  leen la historia no como una cadena de sucesos, sino como un sistema de intereses manifiestos y encubiertos.


Mucho ya he visto sobre este tema del Holocausto judío, sobre todo material fílmico. Ya no me sorprendió tanto el tema, mas sí la selección de recursos multimedia para "sensibilizar" a la población sobre las desgracias ajenas. Bastante bien diseñada está la museografía del lugar, que te somete a la oscuridad por momentos, a subir y bajar escaleras, a pasar a través de un vagón de tren original de la época (soportando el olor de la madera vieja que pica la nariz a quienes padecemos de alergias), y observar videos de cadáveres. Para justificar el nombre del museo, agregaron algunas salas con ejemplos de los genocidios perpetrados en los últimos 30 años. Pocas y con poco análisis histórico sobre las matanzas en Ruanda, en Kosovo y Guatemala. Nada se menciona sobre Acteal.


Mucho da para pensar el recorrido por el museo, mucho para debatir y discutir la misma postura que se plantea sobre la tolerancia hacia las diferencias de los otros. ¿La falta de tolerancia es reflejo de la falta de aceptación de uno mismo y la resultante de detestar lo que soy, a causa de lo que me recuerdan los demás? Me preguntaba al leer unos versos de Octavio Paz, que se muestran en una de las salas. Otra idea que expresábamos era la de dialogar con el otro para comprender sus necesidades y respetarlo...¿cómo dialogar y negociar con Hitler?....¿qué ofrecerle para reconstruir la Alemania destruida y en crisis económica, sin que tuviera que llegar a lo que llegó?....chispas, sigue siendo un tema pendiente para la Humanidad el respeto de sus derechos humanos.


Para mí, el museo es tendencioso: quien odiaba o temía la figura de Hitler, sale con más encono del lugar. La idea de tolerancia, en este contexto, me pregunto cómo rescatarla si se sale con emociones negativas tan intensas. Y otra cuestión: en un video preguntan si los genocidios seguirán repitiéndose...mientras exista poca o nula voluntad política mundial para intervenir ante injusticias, sí veremos más genocidios.