en esta casa se espera diligentemente a las musas;
puntuales si se les convoca de buena manera,
caprichosas siempre que ni rastro dejan en mis sueños.
En ese vaivén de desatenciones,
el arenal del tiempo se me acumula puntual:
sobre libretas y ropa limpia,
mi lujuria se desvanece
y hasta el pantano de mi memoria
se evapora.
Esperar, navegar y perderme en los acantilados de mis fantasías,
parece el circuito de esta hormiguita
que espera su buena estrella
de la mano de tu sombra.