No me quedo con nada.
Lo escupo,
lo vomito
lo narro en espiral
o de atrás para adelante,
pero no omito lo esencial,
ese resumen de lágrimas y resentimientos
sale a mil por hora.
Lo cuento después,
lo hago canción,
lo presumo a los cuates,
lo hago bolita y hago canasta en el cesto de basura.
Me engaño:
me sigues importando,
te humillo y te lloro todititas las letras del recuerdo.
Al final de ese vértigo,
querré dar marcha atrás y veo,que no podré.
Ni modo, me martirizo:
así es la vida, mujer
cada hierro forjado
o palo dado
nadie lo quita.
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