Entreverar mis monólogos con la cantinela de mi madre de 82 primaveras, da como resultado el deseo de confesar por escrito mi estado actual: desempleada por convicción contractual y haciendo de mi ocio, la oportunidad de aprender de un momento así.
Perder la chamba no es un asunto grato, aunque el motivo haya sido "término de contrato" y "falta de solvencia y certidumbre financiera para recontratar al personal de honorarios asimilados en este nuevo año fiscal, el 2013". Entrecomillo las anteriores oraciones porque literalmente fueron las escuchadas y leídas por una servidora, de boca y oficio de las nuevas autoridades educativas federales, cuyos nombres me parece innecesario revelar. Gente que, como yo hace 6 años en el comienzo de la administración federal de Felipe Calderón, tienen en sus manos las riendas de concretar las políticas educativas que impulsará el ahora presidente de México, Enrique Peña Nieto.
No es la primera vez que me invitan a pasar a otra organización. Y tampoco es (hasta el momento) la más dramática, pero sí es a final de cuentas, un bache que me orilla a repensar un chingo de temas: mi derrotero profesional venidero, estudios de posgrado, estilo de vida personal, y tópicos que vienen acompañados de la pregunta de ¿continuaré mi trabajo de coordinación, respecto del uso educativo de las TIC, función de mi último encargo? Mi lógica me dice contundentemente que sí, porque he trazado en los últimos 4 años un camino pedagógico (soy pedagoga) de fomentar en los docentes el uso educativo de diferentes tecnologías (plataformas tipo LMS, redes sociales, blogs y otros medios electrónicos).
Claro que hay un "pero". Mi pesimismo me dice, "hey chica, sólo eres licenciada, con 36 años, y sin estudios de posgrado; además eres hija única, con padres de familia que rebasan la edad de 75 años y sus achaques son la cantinela de una educación familiar desnuda de toda cultura preventiva." Mi optimismo me señala, "has metido solicitudes a diestra y siniestra, por la cantidad de lugares, en uno vas a pegar".
Mientras dejo de engrosar las filas de desempleo, me integro a una organización y hierve el agua para mi tecito, continuaré lavándome el coco para seguir buscándole.
Bonita noche a los que sí se fueron de farra o a festejar el Día Internacional de la Poesía en algún coqueto y cultural lugar de la Ciudad de México.
¡Chayito!
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