rejuvenecen muecas plisadas
pesadas de tanto recordar.
Cuando las guayabas llegan con su olor
entierran el hedor de los tristes
su cítrica presencia reanima
y las niñas bailan en nuestros ojos.
Como un balonazo en tu nariz la vida te sorprende, asusta, anima y mueve. Si te pasó lo viviste.